Las zapatillas de deporte
Cuando yo era pequeño (estamos hablando de primeros de los años setenta), había un día en que se iba a comprar las zapatillas de deporte. La tienda a la que se iba era la misma tienda en la que se compraban las chanclas o los zapatos de vestir, lo único era que en una esquina había la minúscula sección de las zapatillas de deporte. Generalmente, estaba apartada; en todo caso, lejos de los escaparates. Era muy pequeña. Estaba en el resto de la tienda como la hora del recreo en un día de colegio de curas. En aquellos tiempos, si uno tenía que comprarse unas zapatillas de deporte, la elección se limitaba prácticamente entre Paredes blancas o Paredes azules. Es decir, lo que pasaba en mi familia era esto. En realidad, al menos teóricamente, existían otras posibilidades. Los más pijos y/o ricos compraban las míticas Adidas, con tres listas al lado, suela perfilada, refuerzos delante y atrás. Existían tres o cuatro modelos: recuerdo que a mí me volvían loco unas que se llamaban Rom. Adi...