Manuscrito hallado en Internet
“Improbable lector: Ahora que mi texto se ha asomado a tu pantalla, te pido unos minutos de tu tiempo. No será mucho. Lo que tardes en leer las escasas líneas de este prólogo. No sé qué busco dando a conocer mis escritos de este modo. Pensándolo bien, las cosas no cambian demasiado con respecto al método tradicional. Como autor, sigo estando a tu merced. Basta con que no pulses el icono del final y todo habrá acabado para mí, pero lo mismo ocurriría si te tropezaras con un libro mío en los anaqueles de una librería y no te decidieras a hojearlo. En el fondo esto no es más que un juego, muy antiguo por demás. Al lanzar un texto anónimo a la infinitud del espacio virtual, me siento exactamente igual que quien arroja al mar un mensaje encerrado en una botella. Corro el riesgo de que se pierda, o de que sus posibles lectores, después de dar con él, decidan ignorarlo. Nada de eso me importa demasiado. Esto es un pacto, el mismo de siempre. Las leyes del juego están claras desde la noche de ...