No todas las historias ocurren a cualquiera
El tiempo constituye uno de los motivos centrales de “La montaña mágica” de Thomas Mann (premio Premio Nobel de Literatura en 1929), al igual que en la novela de la misma época “En busca del tiempo perdido” de Marcel Proust. Ambas consideradas obras maestras de la literatura, aunque incomprensiblemente con inferior grado la primera que la segunda. “Queremos contar la historia de Hans Castorp, no por él (pues el lector ya llegará a conocerle como un joven modesto y simpático), sino por amor a su historia, que nos parece, hasta el más alto grado, digna de ser contada (en este sentido, debemos recordar en torno a Hans Castorp que ésa es su historia, y que no todas las historias ocurren a cualquiera). Se remonta a un tiempo muy lejano; ya está, en cierto modo, completamente cubierta de una preciosa herrumbre y es, pues, necesario contarla bajo la forma de un pasado remotísimo” (Inicio del Prólogo) Lo que se configura en el escenario del sanatorio para tuberculosos en medio de los Alpes...