Confesarse por haber comido
Cualquier manifestación artística, desde la música en sus múltiples facetas hasta las plásticas de todo tipo, incluyendo igualmente el cine, los libros, los deportes y las demás manifestaciones culturales -y claro, el sexo y el erotismo, cuando los consideramos independientemente del acto meramente reproductivo-, todo esto supone la existencia de fuentes de placer complementario que hacen que nuestra vida sea mucho más soportable. La gastronomía cumple así una función social que va ligada a su función cultural, recreativa, quizá tan importante como la literatura o las artes. Su objetivo no es más que proporcionarnos placer, en sentido amplio. Lo cual sólo puede ser bueno a poco que uno tome conciencia de que tarde o temprano la vida tiene que terminarse, mientras eso llega, pasémoslo lo mejor posible... Carpe diem, dirían los latinos. Ante esta filosofía hedonista de la vida -que algunas escuelas de pensadores griegos defendieron con ardor, especialmente lo epicúreos-, los represores...